martes, 23 de agosto de 2016

E-MAIL RECIBIDO DEL CORONEL CARLOS O. ANGELERO


Estimado Sr. Presidente de la URTU, Gregorio Arballo:

Por el presente hago llegar a usted algunas líneas relacionadas con el reciente fallecimiento del Sr. Teniente 1º. Victor ARIAS que, como a tantos otros amigos y camaradas nos tomó por sorpresa dado el tenor de su muerte.
Mueve mi sentimiento el haber conocido y tratado a tan especial, apreciada y respetada persona, y por ello vayan estos simples comentarios sobre el concepto que me merecieron su persona y su personalidad que, dejo a su criterio darles el uso que estime esa Comisión Directiva.
Por la muerte del Señor Teniente don Víctor Hugo Arias
Me enteré del fallecimiento del Sr. Teniente Arias y tal noticia me tomó por sorpresa y me llenó de congoja dada las circunstancias en que ocurrió su muerte.
He tenido desde siempre un especial aprecio y un particular respeto por este Señor, con quien prestamos servicios compartiendo un destino durante 5 años en las antiguas Unidades de Trasmisiones del Barrio Peñarol, conociéndolo y tratándolo desde que era Sgto.1º. Radiotelegrafista
Para aquellos que no tuvieron la ocasión de conocerlo o tratarlo me permito decirles que, fue una persona muy peculiar en nuestro ambiente castrense por diversas cualidades que padronizaron su vida, algunas de las que con el mayor respeto esbozaré:
De una aguda inteligencia y rapidísimo discernimiento en la variadísima temática de la vida.
Con un concepto maduro y siempre fundamentado en lo que decía y hacía.
Con una firmeza de pensar y actuar que muchas veces lo ubicó ante la incomprensión de subalternos, pares y superiores pero que, mantuvo hasta el extremo de una autocensura nunca claudicante.
Fraterno y colaborador racional con quien podía, deseaba o gustaba compartir actividades.
Intransigente con sus propias convicciones, valores y principios que también sometió a incomprensiones.
De muy fina perspicacia, al extremo de poner a prueba a cualquier interlocutor que se dispusiera a escucharlo y correr el riesgo de no entenderlo.
Punzante sentido del humor con el que desacomodaba a desprevenidos.
Leal y solidario sin cálculos previos.
Respetuoso ante quien lo respetaba, y contestatario sin concesión ante jerarquías o frívolas personalidades.
Manteníamos asidua correspondencia por estos medios electrónicos , y ello me permitió ilústrame muchas veces con sus claros y profundos conceptos y en otras me obligó a buscar mejor información.
Me place y honra haber conocido y tratado a don Victor Hugo Arias, y vayan entonces estas sencillas expresiones vertidas con el solo fin de recordarlo a modo de último mail enviado, aguardando su alma pueda encontrar la paz definitiva que nunca terminamos de hallar aquí en la Tierra.
Coronel Carlos O. Angelero

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